lunes, 21 de septiembre de 2009

Nombres

Las razones son misteriosas. Tal vez era el nombre de un pariente querido. Tal vez después de repetirlo varias veces sonaba bien. Tal vez fue el punto de acuerdo, neutro y sin carga emocional para ninguno de los padres. Lo cierto es que, mientras Don Oscar caminaba por la calle recalentada por el sol chaqueño de media mañana, tenía un nombre para su primogénito: Jorge. Tres cuadras antes del registro civil se encontró con el compadre Mario. El calor fue la excusa y unas botellas frías de cerveza el medio. Varias horas después, Don Oscar desandaba sus pasos con el certificado de nacimiento en su bolsillo, agradeciendo a la fortuna que le permitió encontrarse con su compadre. En ese momento no entendía como pudo considerar nombrar a la criatura con un nombre tan común como Jorge. Habiendo seguido la inteligente sugerencia de Mario, el nombre estampado en el certificado era Benigno. La reacción de la mamá de Benigno al conocer las razones y el nuevo nombre son también misteriosas.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Encuentro cercano

Todo comenzó diez minutos antes de media noche. Estábamos sentados en un circulo en el patio trasero, esperando el año nuevo mientras, con igual ímpetu, tratábamos de resolver la situación política del país y decidir la mejor alineación de la selección de fútbol. Tío Willi terminaba de preparar sus pollos ahumados, marca registrada. Utilizando un turril, había hecho fabricar una parrilla redonda, con tapa incluida, que no dejaba escapar el humo. Doña Aida, la abuela y poderosa matriarca de la familia, apuraba el arroz con queso mientras gritaba "No importa" al escuchar un vaso romperse. Los niños, como si el mundo fuera a acabarse, jugaban imitando sus personajes favoritos de la lucha libre mexicana. Las tías se peleaban a Mariano de 6 meses de edad y primer bisnieto de la familia. El primero que vio uno fue Tío Silver. En su infaltable anacrónica vestimenta y mientras intentaba explicar porque el olor a pescado le recordaba a una corteja pasada, se detuvo y apunto al cielo. En un inicio nos pareció a todos que aquello había sido una estrella fugaz, pero pronto lo siguió otro y otro. El cielo se llenó de puntos luminosos que se movían ágiles en una danza caótica. Al darnos cuenta que se iban acercando nos movimos a la seguridad de la cocina. La incredulidad me asaltó cuando uno de ellos se acercó a nuestro patio. Era una nube de luz azulada en forma de plato y tenía el tamaño de un automóvil pequeño. Se quedo inmóvil a unos dos metros del suelo por unos minutos. "Mañana comienza el año 2012" murmuró Javier mientras, aterrorizados, lo vimos salir al patio y deslizarse exactamente debajo del OVNI. Casi embelesado, estuvo unos segundos contemplando el objeto cuando algo pareció llamarle la atención. Rápidamente, su mirada pasó de la curiosidad y el asombro al terror. Debajo del plato luminoso, al lado de unos caracteres ilegibles pero conocidos, se podía leer Made in China.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Merengue, burbujas de amor y un señor llamado Guerra proclamando Paz sin Fronteras


Apurado como siempre, agarre a la que tiene la llave de mi corazón y salimos veloces. El cielo se pintaba lloroso. No importa, dijo mi guaraya alemana, que nos llueva café esta noche. Llegando, varias señoras se peleaban por vendernos de esos ponchillos que uno debe usar si quiere pasar el Niagara en bicicleta. Se veían las señales humo de la comida rápida alrededor del estadio y las avispas atraidas por el azucar de los mocochincheros. El público llegaba como abejas al panal. La cola para gradería era considerable. Mas larga da las que más de uno tuvo que padecer, buscando visa para un sueño. Nosotros estábamos a salvo. Haciendo caso omiso al costo de la vida, teníamos entradas para cancha. Adentro, el escenario era un farolito en la oscuridad, una bendita luz. Un avion a hélice nos trajo a Juan Luis, a partir de ahí fue complicado para su servidor. Tengo dos pies izquierdos asi que seguir la bachata rosa de mi esposa fue un reto que cumplí a medias. Ella es literalmente, una woman del callao. Frío frío era mi desempeño en la pista de baile. En busca del ritmo mire al cielo y pude ver las estrellitas, pero no a los duendes. Vale la pena, me dije, tropezarme para encontrar el 2x2 del merengue. Después de todo, Juan Luis había sido testigo invisible de esa mañana blanca, cuando camine hacia mi esposa y pedí su mano, burlando los nervios que hicieron subir mi bilirrubina. Después de una hora y media de travesía, el avión a hélice despegó dejandonos a todos en la mente la certidumbre que la vida se burla de nosotros, llamando guerra a un testimonio de amor y alegría. Ya en casa, me prometí que para la próxima, el merengue no iba a ser un problema.