jueves, 7 de octubre de 2010

Lejanos y exóticos

Hubo un tiempo en que pensaba que esas cosas sólo ocurrían en lugares lejanos y exóticos. Lugares que parecían recién creados por Dios, en que el clima y los temperamentos eran todavía burdos y extremos. Naciones donde los bucaneros guardaban su oro mal habido y lo señalaban con una x en un mapa que desaparecía y aparecía de siglo en siglo en las manos de los seres más inverosímiles. Donde el entomólogo buscador de libélulas gigantes terminaba rescatando a la hija del jefe, que iba a ser sacrificada como ofrenda para que termine la inundacíon electrónica que llevaba al punto de la locura a los habitantes con su zumbido metálico sobrenatural. Donde la justicia y la injusticia se medían por el tamaño del sable. Donde los dictadores de profuso bigote eran producto de la imaginación del novelista. Lugares en que el caos terminaba al apagar el monitor, o cerrar el libro. Lugares que atraían al visitante y expulsaba al nativo. Lugares fantásticos pero terribles. Hubo un tiempo en que pensaba que esos lugares eran lejanos y exóticos.